domingo, 4 de octubre de 2009

Mitos y Realidades de la Anorexia y la Bulimia

Mito: Los pacientes con anorexia nerviosa mejoran con una buena nutrición en casa.
Realidad: El problema es mucho más complejo que eso y requiere de muchas personas y un grupo de expertos para solucionarlo.

Mito: Las drogas para el apetito son buenas para estos pacientes.
Realidad: Las drogas son un último paso para mantener el peso del paciente una vez que lo ha recuperado, pero no sirven para recuperar el peso.

Mito: Entre más flaco estoy, mi salud es mejor.
Realidad: Existen unos parámetros mínimos de peso para la edad y la talla que no deben transgredirse para mantener una buena salud.

Mito: Como estoy más delgado no tengo problemas de corazón.
Realidad: Las personas con muy bajo peso mueren por problemas en el ritmo del corazón.

Mito: Esta enfermedad da sólo en las mujeres.
Realidad: No, es una enfermedad que puede afectar a cualquier ser humano desde muy temprana edad.

Mito: Las vitaminas y los sueros que venden en la farmacia aumentan el apetito y mejoran estos enfermos.
Realidad: Mientras el paciente no sea manejado de su parte psicológica y nutricional por un grupo multidisciplinario de expertos no hay una recuperación.

Causas de la Bulimia y de la Anorexia


No se sabe el factor que es la causa directa o principal ante estos trastornos, pero el factor que aparece más resaltado en todas las investigaciones es el del contexto sociocultural, la influencia que tienen los medios de comunicación en la mentalidad de las personas y los amigos y amigas. Si bien es cierto, la coincidencia de estos trastornos es en la edad de la adolescencia ya que en esta etapa se realiza un duelo con el cuerpo de la infancia; los cambios hormonales y físicos que se presentan generan gran temor. El crecimiento de los senos, ensanchamiento de las caderas, aumento de tamaño y demás cambios primarios y secundarios son los que atemorizan a los y las adolescentes causando trastornos en su alimentación.

ANOREXIA NERVIOSA

Trastorno caracterizado por una alteración del sentimiento de la propia imagen, un temor impulsivo a la obesidad, rechazo a mantener un peso corporal normal y, en las mujeres, amenorrea.

Su causa directa es desconocida, pero los factores sociales parecen ser importantes. La sociedad en que vivimos esta obsesinada con la idea de que estar delgado es lo deseable, mientras que la obesidad se considera poco atractiva, insalubre y desagradable. Cerca del 80 al 90% de los niños prepúberes tienen conciencia de esta actitud social, y más del 50% de las muchachas prepúberes siguen una dieta o adoptan otras medidas de control del peso. Sin embargo, visto que sólo un pequeño porcentaje desarrolla anorexia nerviosa, puede que también sean importantes otros factores. Algunas personas probablemente tienen una predisposición de tipo psicológico, genético o metabólico. La anorexia nerviosa es muy rara en zonas donde realmente hay escasez de alimentos.
Aproximadamente el 95% de las personas que padecen este tipo de trastornos son mujeres. El comienzo suele ser en la adolescencia, a veces antes y con mucha menos frecuencia durante la vida adulta. Muchas pacientes pertenecen a un estrato socioeconómico medio o alto. La tasa de mortalidad registrada oscila entre el 10 y el 20%; sin embargo, como los casos más leves probablemente no llegan a diagnosticarse, los auténticos índices de prevalencia y mortalidad se desconocen.

BULIMIA NERVIOSA

Trastorno caracterizado por episodios recurrentes (al menos dos por semana) de atracones de comida, durante los que el paciente consume grandes cantidades de alimentos y se siente incapaz de parar; luego siguen intentos compensatorios para evitar el aumento de peso, como vómitos autoprovocados, utilización de laxantes o diuréticos, ejercicio exagerado o ayuno.

La bulimia, igual que la anorexia nerviosa, afecta sobre todo a mujeres jóvenes, que están siempre preocupadas por su peso y apariencia corporal. Al contrario que las pacientes con anorexia nerviosa, las bulímicas suelen tener un peso normal. La incidencia del trastorno es del 1 al 3% entre mujeres jóvenes; otro porcentaje similar padece variantes de este trastorno.